Segundo, descartando lo que tienes claro que no quieres, te ayuda a equivocarte menos y en lo menos grave y te reduce el abanico de elección.
Tercero, meditando todos los pros y contras, deseos y miedos, posibilidades y dificultades y todo aquello que pueda aumentar y disminuir la facilidad y gravedad de nuestra elección.
Aún así te puedes equivocar, pero la experiencia adquirida te valdrá para una próxima vez, estando más próximo a acertar.
Invitado
10:50
Martes20/04/2010
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