jueves, 5 de enero de 2012

Frente a la calle

La vida desmontó su chiringuito
para mostrarle al pueblo la verdad del asunto.



Estabas entre ellos. Te sorprendió cruelmente
el odio que emanaban los bordes de la acera.



Con un perfume agudo a muerte y desespero,
caían improperios sobre las marquesinas
y el gris de los caminos,
para así aprisionar en el asfalto,
sin el menor asomo de misericordia,
a viejos mendicantes,
surgidos de la tierra calcinada.



Terminó el fingimiento,
el cínico entender, la piedad misma.
Hermanos contra hermanos
luchaban en un campo cubierto de cadáveres.



Y tú estabas allí.
Pugnabas por salir de la hecatombe,
mientras un mundo en llamas
convertía en añicos tu reloj.



Carlos Guerrero

06 Oct 2011 10:19

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