lunes, 17 de septiembre de 2012

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Cada lengua guarda la experiencia colectiva de una comunidad, una determinada simbología y trascendencia. Una lengua está viva si la vivimos. Vivo en castellano. Y la lengua me habla a mí. Cada vocablo castellano guarda una experiencia colectiva, un mundo emocional, sentimientos hondos en el subconsciente individual y colectivo, que van más allá del hecho concreto acaecido y del significado aséptico.

Hispano no es un vocablo sin más: el que vivía en Hispania. Maya, no es un vocablo sin más: civilización de Mesoamérica sobre el 1.000 aC. El Greco no es sólo la denominación con que se conoce a un pintor de final del Renacimiento.

El castellano ha sido la más universal de la lenguas y guarda una mayor transcendencia, más hondo conocimiento, mayor grado de experiencia colectiva de la Humanidad. Ha sincretizado cientos de culturas desde África a Filipinas, desde el mundo germano al azteca o a California. Ha vivido en todo el orbe. Y ha sido aquella que abrió la modernidad, e incluso debatió sobre la Justicia y la dignidad del hombre hace más de 500 años soñando crear un Nuevo Mundo.

¡En fin! No he vivido en otra lengua. Pero es una lengua que me hace universal en mi singularidad.

Trancos62

21 Oct 2011 22:03

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