
Su fantasma vaga sin poder ayudarme. Ahora que todo lo sabe de mí, se ve maniatado. Intenta romper el cristal que nos separa y tenderme una mano, regalarme un consuelo; pero es imposible.
Me basta con sentirlo, con saber que siempre le tuve, que le tengo, y le tendré, al menos hasta que yo muera.
Yo, una inconformista, como él lo fue en su día; pero él se sujetó a la vida, se la repensó, y eligió su holocausto hasta el final. Su único pago, nuestro amor. Mi camino se acaba, no me rindo, no me sujeto a la realidad. Quizá mi último día, unos segundos.
Se presentan las escenas ante mí, dando aldabazos. Quieren retener mi atención, al darse cuenta de que siempre ando dispersa. Me muevo en un mundo de sombras intentando encontrar una claridad que no es la mía. Quiero zarandear al destino, que se me presenta con una armadura de hierro. Un juego de luces y sombras siempre ante mis ojos, tras una tapia a la que nunca doy alcance. Allí bailan, suben y bajan, serpentean.
En medio, un foso. Al otro lado, el amor. La carrerilla me impele, pero yo echo el freno. Allí está siempre presente el miedo a la caída en el foso del olvido. A medias tintas yo cabalgo; ni salto, ni me tiro. El freno me aprieta ya mucho el alma, me asfixia.
Allí, mi amado fantasma, tras el cristal, y sin poder besarle.
Invitado
11:02
Miércoles
05/05/2010
Me basta con sentirlo, con saber que siempre le tuve, que le tengo, y le tendré, al menos hasta que yo muera.
Yo, una inconformista, como él lo fue en su día; pero él se sujetó a la vida, se la repensó, y eligió su holocausto hasta el final. Su único pago, nuestro amor. Mi camino se acaba, no me rindo, no me sujeto a la realidad. Quizá mi último día, unos segundos.
Se presentan las escenas ante mí, dando aldabazos. Quieren retener mi atención, al darse cuenta de que siempre ando dispersa. Me muevo en un mundo de sombras intentando encontrar una claridad que no es la mía. Quiero zarandear al destino, que se me presenta con una armadura de hierro. Un juego de luces y sombras siempre ante mis ojos, tras una tapia a la que nunca doy alcance. Allí bailan, suben y bajan, serpentean.
En medio, un foso. Al otro lado, el amor. La carrerilla me impele, pero yo echo el freno. Allí está siempre presente el miedo a la caída en el foso del olvido. A medias tintas yo cabalgo; ni salto, ni me tiro. El freno me aprieta ya mucho el alma, me asfixia.
Allí, mi amado fantasma, tras el cristal, y sin poder besarle.
Invitado
11:02
Miércoles
05/05/2010
4 comentarios:
15:43
Miércoles
05/05/2010
Asunto:Re: Fantasma
La sombra del aprendiz de funambulista, con los ojos humedecidos, murmuró: "Cada vez te siento más lejos". Pero ella, allá arriba, no pudo oírla.
D.
Eso no puede ser cierto, pues ella escucha todo. No está más lejos, prueba a hablarle más.
Invitado
Se me olvidó decirte que no estoy arriba, estoy a ras de suelo.
Invitado
odiolanieve
23:42
Miércoles
05/05/2010
Asunto:Re: Fantasma
Los cristales se pueden romper y traspasar.
Pero si eso es imposible dice el refrán que "agua que no has de beber déjala correr".
Un beso
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