Autor imagen: Juan Gris
Como el hijo de un galgo cervantino.
El médico pidió su dinero. No llevo metálico, ni tarjeta; he venido sin bolsillos, no soy un marsupial. -le dije- Si tienes un talonario, te extiendo un cheque, doc.
Para mi madre todavía era una desgracia. Supongo que el cariño me lo cogió con el tiempo. A fin de cuentas salí aceptablemente bueno.
Ahora soy más alto que al nacer, aunque dos centímetros más bajo que cuando crecí del todo, y mis huesos se hunden bajo una gruesa tapicería.
Intento llevar siempre algo de pasta encima por si se la tengo que dar a un médico. Y es que también salí aceptablemente tonto.
Furgo
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