Porque, ya me diréis qué clase de pánico puede sentir un parado, que acaba de perder su empleo y se pasa un montón de horas a la cola del INEM; un parado de larga duración, que ha perdido el derecho a toda subvención por desempleo, además de la esperanza de volver a encontrarlo; un joven, que recién terminados sus estudios trata de acceder al mundo laboral y se encuentra con una salario de esclavo que han dado en llamar "becados"...
Qué pánico, qué temor pueden albergar los numerosos padres de familia, con hijos y esposa a su cargo, sino es el de vivir el día a día, muchas veces refugiados en casa de sus mayores, viviendo de sus flacas pensiones... cuando las tienen.
Intento ponerme en su lugar y creo que no hay más pánico para estos ciudadanos que el de despertar al día siguiente y seguir vivos para empezar una nueva rutina y un nuevo calvario a la búsqueda de un empleo imposible. Que no llega y que posiblemente no llegue jamás.
E y N
13:31
Jueves22/04/2010
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