Venir al mundo, qué suerte.
Qué gran quebranto, la muerte.
Qué gran silencio, qué espanto,
después de quererte tanto,
perder la vida y perderte.
Tanto desconsuelo y llanto
tanto santo, tanto canto,
tanto fúnebre lamento,
qué inútil, vano esperpento.
Resucitar, qué portento,
qué alegría, qué contento.
En el trance de mi muerte,
tan definitivo y fuerte,
mi cuerpo yerto e inerte
querrá y no podrá gritar
que anhela resucitar.
Resucitar y quererte.
Ytu-
07 Oct 2011 22:44
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