jueves, 12 de enero de 2012

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Creo que la vida tiene sentido porque existe la muerte, como la oscuridad la tiene porque existe la luz o la noche porque existe el día. del mismo modo que nacemos, morimos, y es una pretensión un poco ridícula, aunque muy humana, pensar que podamos ser eternos. Yo no sé si realmnete me gustaría serlo. Y eso no quiere decir que admita o entienda la muerte. No puedo comprender el sentido de la enfermedad, de la muerte prematura, pero encuentro lógico que cuando nuestra vida está cumplida es hora de retirarnos, de servir de germen para que vivifiquen nuevas vidas.
La Vida es hermosa e imparable. Sigue a pesar de los pesares, ahí radica su fuerza. Otra cosa es la vida como experiencia individual de cada persona. Esa vida puede ser finalmente resumida de manera positiva o negativa, según a cada uno le haya ido. Nuestra vida es producto de nuestra genética, nuestra circunstancia personal, particular, y nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación.
Siempre que pienso sobre mi vida deseo poder acabar mis días pensando así:


Prólogo a la Autobiografía de Bertrand Russell


PARA QUÉ HE VIVIDO


" Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.


He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anticipada del cielo que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin- he hallado.


Con igual pasión he buscado el conocimiento. He deseado entender el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprehender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. Algo de esto he logrado, aunque no mucho.


El amor y el conocimiento, en la medida en que ambos eran posibles, me transportaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hacía volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos desvalidos, carga odiosa para sus hijos, y todo un mundo de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro.


Ésta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad ."


Bertrand Russell, Autobiografía , 1967.

LaO


23:57
Domingo
25/04/2010

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