lunes, 9 de enero de 2012

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Teniendo en cuenta que en el cerebro reside el más importante órgano sexual, yo diría que es puro sexo. Se ahí la diferencia y características propias de cada género.


Las costumbres son un aderezo importante, por lo que es lógico pensar que si cambian las costumbres en los diferentes sexos, también cambien los comportamientos respecto a él.


El sexo del cerebro explicaría que el órgano sexual no se corresponda con la sexualidad que se manifiesta en la mente en algunas personas. El comportamiento obedece al cerebro y no a la sexualidad orgánica.


Invitado


10:57
Viernes
23/04/2010

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue un comentario a lo siguiente:

El cerebro femenino tiene ciertas cualidades que es una suerte que alguien las tenga. Pero que quede claro que en ciencia hablamos de promedios. Por ejemplo, en promedio, el comportamiento lúdico es distinto: una mujer angustiada no va a tener ganas de hacer el amor; a un hombre, si hay excitación sexual, le da igual si está preocupado: querrá hacer el amor. La concepción del tiempo también es distinta. El sexo masculino tiene una concepción divisionaria; se han creído lo de la división en segundos, minutos, horas... y la mujer tiene una concepción por eventos. Sabe que hay que hacer tal cosa, pero puede o no entrar en el tiempo divisionario. La mujer es más empática, le cuesta menos ponerse en el lugar del otro. Pero, ¡ojo!, son distinciones evolutivas. Esto podría cambiar si pasamos a comportarnos de otra manera. Si los hombres se hacen cada vez más cargo de los niños, en siguientes generaciones empezarán a ser más empáticos. Eduard Punset

Anónimo dijo...

Pues con todo el respeto, le diré que mí único órgano sexual lo tengo en la entrepierna, que yo sepa, claro.
Dudo mucho que se pueda mantener una relación sexual con un cerebro, por mucho cerebro que este sea.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Suerte que las cosas le funcionan de forma automática aunque no sepa llevarlas y no tiene que empujarlas... si no, lo tendría que hacer por cojones.